Nacido en Santander en el año de 1965. Vive en Madrid desde 1987, donde cursó estudios en la Escuela de Letras de Madrid sobre Creación Literaria, Especialidades, Técnicas Literarias y Proyectos. Se dedica en la actualidad al mundo empresarial. Experto en narración de historias y el acto de transmitir. Es escritor de storytelling, el arte de contar historias para empresas. También curso estudios de Filología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Creativo por naturaleza, escritor por vocación y observador de la condición humana. Apasionado por la lectura, la escritura, la pintura y el mundo del arte. Autor del libro Ayer que amé tus rodillas… recientemente publicado. Y autor del Blog La Prisa y La Palabra
Ayer que amé tus rodillas… es el primer libro que se publica en papel del blog La Prisa y La Palabra.
Escritor por vocación
Trabajos por encargo
Puedes solicitra un cuento, la narración de una historia que quieras contar y no sabes cómo hacerlo para promocionar tu negocio de una manera original y distinta, o para regalar a alguién querido por su aniversario.
Algunos ejemplos
A continuación te pongo algunos ejemplos que me encargarón y hoy forman parte de mis trabajos para empresas.
Me proporcionaron una imagen de la vivienda que estaban promocionando y me dijeron que describiera la casa e incluyera una historia, y que creara un cuento en el que se dejara ver la casa:

El agente Inmobiliario
El patio central era el corazón de la vivienda, mientras el agente inmobiliario me hablaba de las posibilidades de la casa, noté por primera vez esa sensación de hogar que tantas veces había imaginado.
Visualicé las estanterías con todos mis libros en el salón con comedor, vi mis cosas en cada rincón, las orquídeas de Verónica recibiendo toda esa luz, y me vi cocinando en aquella cocina llena de detalles y de luz natural que entraba a través de uno de los grandes ventanales. Observé a mis amigos el día de mi cumpleaños riendo y haciendo bromas en aquella casa blanca de grandes ventanales que inundaban de luz las estancias. La luz siempre me había proporcionado paz y cuando me detuve en la chimenea de invierno, cerré los ojos y el agente inmobiliario me dijo, sé cómo te sientes.
En una de las tres terrazas había una piscina, otra era un solárium. Las vistas eran incomparables, podía perder la mirada y perderme ensimismado, recrearme en la satisfacción de por fin poder disfrutar de algo bueno. El agente inmobiliario me hablaba, pero en aquel momento yo ya había dejado de escuchar, contemplaba el paisaje desde el solárium de la última planta y pensaba en que aquella casa se había inventado para mí.
Me levanté tarde de la cama, me desperecé sentado al borde, bajé a la planta de abajo y allí estaba Verónica preparando el ritual para regar sus orquídeas, ya había desayunado, así que preparé café y un té para ella, me dio los buenos días y me besó, luego nos sentamos en la mesa y le conté el sueño que había tenido esa noche, el del agente inmobiliario.
Otro ejemplo contruido de igual manera:
Dos platos verdes y dos copas de vino

Suena el teléfono, es ella.
—Calle Evaristo San Miguel, 4, Ático de 2 habitaciones, 1 baño, salón comedor. Salón muy bonito y comedor agradable, y cuelga.
Esto es lo que me cuenta por teléfono y me envía una foto de la terraza donde hay una mesa puesta para dos. Dos platos verdes y dos copas de vino.
Me estaba esperando en el portal para decirme.
—Me atrevo a soñar que es mío, de alguna manera lo es cuando miro al edificio desde la calle. Se alza como una promesa al cielo azul de Madrid.
Subimos en el ascensor.
—Todo es bonito desde la puerta de entrada, y desde el vestíbulo. El Ático es justo de ese blanco que propaga el bienestar que siempre imaginamos cuando pensamos en las cosas buenas que nos suceden, y es de una luminosidad que se esparce por el salón comedor, es eso mismo que te digo que pensamos, y sonríe, y después echa una sonora carcajada, pone cara de traviesa y me dice, vamos, ven.
Permanecemos allí durante un momento.
Miro las dos grandes puertas acristaladas de la terraza, están abiertas. Atravesamos el salón comedor y al entrar en la terraza veo como la media cubierta protectora de madera en su techo, preserva nuestra intimidad y la del edificio contiguo, no hay por qué suponer interferencias, y sin embargo, no oculta el cielo. Vuelvo a mirar arriba… madera, blanco y cielo.
—Siempre quisimos tener una casa así, me dice.
La celosía atrae la sombra y engaña a la luz del sol que resplandece majestuosa para sembrar claridad a todas las estancias del ático.
Me detengo en la cocina abierta hacía el salón comedor. Hay una vista perfecta y discreta de la terraza, y mientras me recreo en el aroma de un frutero con nueve manzanas me viene una nueva sensación que lo convierte en la antesala de un futuro acogedor junto a ella.
Me gusta pensar que es mío, ya me ha ocurrido más veces con las cosas que ciertamente me gustan, es lo que me pasa cuando entro en la habitación principal y miro desde la cama por la gran ventana a la terraza. Me gusta que todo se dirija hacía esa luz como una ciudad que mira al mar.
—Ven, túmbate conmigo en la cama y vamos a soñar que vamos en un barco, nuestra casa será un barco, y se ríe. Luego me coge de la mano y me lleva al baño y me dice – Es espléndido, hace unas muecas en el espejo, junta los ojos y me sonríe con cara traviesa.
Y por último entramos en la habitación pequeña y se tumba en la cama, me mira con toda la alegría de sus ojos y dice – ¿A qué es fantástico?
En ese momento suena el teléfono y ella sale corriendo a buscarlo, lo ve junto al frutero.
— ¡Hola Belén! Sí, estamos en la casa, estoy con Papá. Te lo paso.
—Hola Iván, regreso está noche de Shangay, para cenar, si, la feria ha ido bien. ¿Qué le ha parecido la casa? La he visto muy contenta cuando ha descolgado… ¿Le ha gustado a tu hija?
Escritor por vocación
Escritor de cuento corto, de historias, de relatos, de escenas de la vida, escritor de trayectos… de emociones y de sueños…
Al fin y al cabo, escritor…